Si atrapo su sonido se diluye de inmediato.
En el intento, los dedos quedan fríos.
Pero no hay intento, sólo se me engaña con una ilusión de espejos
por donde veo el caudal que se aleja y no me espera.
Es un bullicio, y más allá,
la transparencia,
el surco flexible,
rutilante chasquido.
Los fragmentos livianos que se parten entre rocas.
Una risa, o lluvia sobre los hombros desnudos:
bendición que sacude tu cuerpo,
oración que se hace en los labios al apagar la sed
como si fuera mi entraña la más sedienta
de ti, bebediza postergación que sabe a manantial.
Diamantes líquidos son arrojados al vacío
luego, formas aperladas adheridas a la hoja;
algunas caen, otras se estampan en sus cálidos descansos
como lágrimas después de una lluvia,
confundidas y eternas
que abren fiestas de transparencia diminuta en el paladar
sobre olas que desprende la memoria.
El recorrido como unas manos que inician deslizamientos
para perpetuar el abrazo
y con ello, una eternidad de sentires que sacian la sed.
Música en la rotación de los espejos
sinergia de espíritus en los caudales más remotos.
Alguna vez atravesaste el tiempo de las mitologías.
Publicado en la antología El agua, memoria del proyecto de Creando futuro (4a edición), pp. 38-39, diciembre de 2022, La Cartonera, Cuernavaca, Morelos.